«¡¡Aleluya, gloria a Dios, ya nació el Salvador!!». Así arrancaba en la catedral de la Almudena el II Encuentro de Coros de Colegios Diocesanos este viernes, 12 de diciembre. El templo se llenaba de alegres y desbordantes voces infantiles, y lo convertían en un remanso de paz y de gozo que despertaba sorpresas y sonrisas en todos los presentes; también en los turistas.
Organizado por la Delegación Episcopal de Enseñanza, en esta segunda edición del certamen de villancicos participaban once de los 18 centros educativos diocesanos que hay en Madrid. Son más que en la primera convocatoria de 2024, ha afirmado el delegado de Enseñanza, José Luis Guzón, una muestra de que «el año pasado fue muy bien», y ya se está implantando como tradición. «Es crear conciencia de participar en una fiesta que va más allá del propio cole».

El obispo auxiliar de Madrid Vicente Martín ha recibido a los niños en la «casa de la Virgen», a quien todos han rezado un avemaría para que «Ella nos acompañe en este tiempo de espera», el Adviento. El obispo ha ido saludando a las filas de niños que llenaban el templo. Ainhoa, del Colegio Fundación San Bernardo, le ha enseñado la cruz que se ha puesto al cuello porque era un día especial, «venía a la catedral», y él les ha mostrado su cruz pectoral. A las pequeñas del banco la palabra 'obispo' les ha sonado un poco rara, pero sí han entendido perfectamente que es un sucesor de los primeros amigos de Jesús. «¡Yo soy amiga de Jesús!», ha casi gritado Marina.
A su lado, Celia nos cuenta que para ella la letra más bonita de los villancicos que van a cantar es «Melchor, Gaspar y el bueno de Baltasar». Los Reyes Magos, que ya se están acercando a Madrid y los niños lo saben.

Ensayos de meses
Mucho llevan ensayando los niños, también los del colegio María Inmaculada Joaquín Turina. Desde noviembre están preparando este encuentro porque, como explica Davinia, una de sus profesoras, «es una parte importante de la pastoral», que es la que vertebra el centro.
Ya se lo ha dicho el obispo auxiliar a los niños, que todos sus colegios «son buenísimos» porque en ellos «vais creciendo en conocimiento y amistad con Jesús». «Estamos en un tiempo muy bonito, el Aviento, donde nos preparamos para recibir...». «¡A Jesús!", han exclamado todos.

La vivencia de la fe de los niños
Los alumnos iban interpretando sus villancicos con entusiasmo. Para muchos, es la primera vez que acuden a la catedral e incluso que van al centro de Madrid. Están nerviosos, y han estrado ensayando también en sus casas. Nos cuenta Fernando, padre de Eric, de 8 años y alumno del colegio Beata María Ana de Jesús, que su hijo lleva días y días dándole a la guitarra; estudia desde hace dos años en el conservatorio, pero «allí es más punteo con los dedos» y en el certamen será rasgueo. La experiencia es única porque, además, tocará «en la catedral, ni más ni menos».
El templo se viene abajo con la interpretación de Los Campanilleros a cargo de los chicos del Colegio Arzobispal, palmas por bulerías (o soleares, o seguiriyas, que de todo ha habido) al son de guitarras; se le acelera el ritmo con el Navidad mix del Nuestra Señora de Fátima; y se emociona con el Emmanuel del Colegio Diocesano Cristo de la Guía. Este último, por cierto, participante nuevo (imagen inferior).
A las indicaciones de sus profesores de música y directores del coro, un nutrido grupo de pequeños de Cristo de la Guía ha transportado a los presentes, con sus voces angelicales, a la belleza de esa Noche en que nació el «Dios con nosotros». La asignatura de Coro, cuenta Juan, el subdirector, es voluntaria, los jueves, y los pequeños se «toman muy en serio». Lo de la catedral «ha sido una experiencia única, con un repertorio más clásico, una maravilla…».

La música de Dios
«Hoy queremos ser música de Dios», les había dicho el obispo auxiliar a los niños antes de comenzar. «Y también queremos ser, como la Virgen María, aquellos que esperamos con alegría a que Jesús nazca». «Nazca en nuestra Iglesia, en nuestros colegios y en nuestras familias, y para ello le abrimos el corazón de par en par».
Subraya Gonzalo, el capellán del Colegio María Inmaculada Joaquín Turina, que el villancico, como cántico propio de la Navidad, «es una tradición preciosa» que en España se vive «de modo particular». «Las primeras canciones que aprendes en tu vida son los villancicos». San Agustín decía, recuerda el sacerdote, que «el que canta reza dos veces». Además, el Adviento y la Navidad es un tiempo de esperanza y «los villancicos nos llenan de esa ilusión por que nace Dios». «Es una tradición que no podemos perder».

En este mismo sentido se manifiesta Pedro Lamata, capellán del colegio San Bernardo. «El Papa Francisco valoraba mucho cómo la tradición te vincula con Dios». La tradición «no es una genialidad tuya, es el tesoro de tu pueblo, de tu familia; es mi herencia». Los villancicos son una tradición «que viene de antiguo, los cantaban mis padres, mis abuelos… Tiene que ver con algo que me precede y nos hace herederos».
Asimismo, «cualquier cosa que se vive en familia tiene la posibilidad de unir; cantar un villancico juntos une más que cualquier idea».
Junto a los ya mencionados, en el encuentro han participado también los colegios diocesanos Nuestra Señora de las Delicias, Beata Filipina, María Cristina, Institución Divino Maestro y Nuestra Señora de la Paz.
