España

Martes, 08 noviembre 2016 12:51

«Cuidar a un enfermo es una misión sagrada»

Entrevista a Madre Encarnación Rodríguez, Provincial de Siervas de María Ministras de los Enfermos, fundada por santa Soledad Torres Acosta, cuya vida y obra ha sido llevada al cine con el título "Luz de Soledad". En la Diócesis de Granada, están desde el año 1880 y actualmente tienen la casa en c/ Niños Luchando.

Con la conciencia de la sacralidad de toda persona y de que el enfermo es un cristo sufriente, cada día las Siervas de María acompañan y ayudan a las familias a atender a los enfermos en sus domicilios o en el hospital. Con ellas se creó en España el título de Enfermería.

P.- ¿Han visto la película? ¿Qué les ha parecido?
R.- Yo puedo decir que soy una afortunada porque la he visto varias veces. Para nosotras es una satisfacción grande, no porque la película aporte datos que nosotras no conozcamos. Muchas veces hemos leído y releído, y meditado, la vida de nuestra fundadora, pero, como suele decirse, «una imagen vale más que mil palabras». La película está muy bien lograda y la elección de los personajes ha sido muy acertada y, sobre todo, la artista que encana el papel de Madre Soledad. Con su mirada y sus gestos han sabido transmitir la figura de la Madre.

Han sabido conjugar la historia de una Sierva de María actual cuidando a un enfermo, que sirve de base para dar motivo a que esta Sierva de María actual narre la vida de la Madre Soledad. Se refleja lo que ha sido la fundación, la historia de la fundadora. Ha dado origen a que se vea y el espectador pueda captar de la película un valor bien sea desde el punto vista humano, sociológico, e ir adentrándose a un punto de vista espiritual, y yo me atrevo a decir que hasta místico. Porque el lema que mueve a la Madre Soledad y nos mueve a nosotras es contemplar a Cristo en el rostro del enfermo. Eso lo refleja la película.

P.- ¿La película es entonces fiel a la vida y obra de Soledad Torres Acosta?
R.- Verdaderamente, la refleja. Porque a nivel humano narra la historia de una persona –una mujer-; en aquella época las mujeres no tenían tanto protagonismo y ella era de clase social humilde, de naturaleza física no muy fuerte, y era la menos apropiada para cogerla como pilar para una fundación. Soledad nos da ejemplo de superación de dificultades, porque la madre Soledad siempre tuvo en cuenta un factor: se sabe conocedora de un plan de Dios sobre ella. Sabe su pobreza persona, pero sabe la grandeza de Dios y cómo, ofreciéndose como un pobre instrumento, Dios actúa y hace una obra grande. De ahí que uno de los rasgos de su espiritualidad sea abandono a la Providencia. Ella no se acobarda ante las dificultades y en pequeños gestos vemos cómo lo supera.

P.- Visitar y cuidar a los enfermos es una obra de misericordia corporal. Ustedes viven esta obra de misericordia todos los días desde su vocación. ¿De qué modo? ¿Cómo atienden a los enfermos?
R.- San Juan de la Cruz decía, «religioso estudiante, religioso por delante». Nosotras decimos, «religiosa enfermera, religiosa por delante». No se pueden separar estas facetas. De tal manera están unidas que nosotras consideramos que el paso del convento a la habitación del enfermo es cruzar una puerta. Dejas un lugar sagrado, que es el convento, y entras en otro lugar sagrado, que es la habitación del enfermo. Es un lugar sagrado primero por lo sagrado que es la persona que sufre, pero es porque nosotras vemos allí que Dios se hace presente de dos maneras. Para la Sierva de María, Cristo se hace presente en el enfermo al que cuidamos. Y procuramos, en la medida que nuestra pobreza nos lo permite, que Dios también se haga presente en nosotras para que el enfermo perciba que a través de la Sierva de María es Dios mismo el que se hace presente para consolarlo, aliviarlo, decirle que le ama. Eso se hace a través de nuestros gestos, de nuestro modo concreto de cuidarlo.

Cuando uno se convence que es un miembro dolorido de Cristo al que cuidas, lo haces como algo sagrado, como cuando te acercas al Sagrario: te merece un respeto y te merece también ese cariño que quieres transmitirle al enfermo en nombre de Dios. Yo he llorado cuando se me ha muerto un enfermo, porque se le ama de verdad, y se comparte la situación de dolor de la familia. Se crea una relación muy especial cuando se cuida a los enfermos. Que somos personas que a lo mejor puede traslucirse un rasgo de humanidad que no quisiéramos, también puede darse, pero lo que nos anima siempre es eso. Leer más.....

Paqui Pallarés

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