El sacerdote de la diócesis de Barcelona, mosén Jordi Gutiérrez, se despide de su tierra catalana y de su gente para comenzar una nueva etapa como misionero en Chile. El próximo 29 de noviembre partirá para su nueva misión en la zona minera de San Juan Bautista de Calama, Chile, en la zona central del desierto de Atacama.
Con motivo de un hermanamiento entre la diócesis de Barcelona y la diócesis de San Juan Bautista de Calama desde hace muchos años, mosén Jordi ha sido propuesto para partir como misionero a esta región chilena. Se trata de una zona y unas gentes a las que varios misioneros catalanes han dedicado y están dedicando sus vidas, entre ellos mosén Jordi Jorba, el antiguo director diocesano de Obras Misionales Pontificias en Barcelona.
Según explica el nuevo misionero, todo comenzó a raíz de una conferencia de monseñor Sebastián Taltavull, hace ahora año y medio, cuando animó a unos cuantos sacerdotes a llevar a cabo una misión. A partir de esta llamada del obispo, mosén Jordi decidió ofrecerse para partir como misionero.
Mosén Jordi manifiesta que «sentía una llamada para llevar a cabo una experiencia misionera. A salir de su tierra. Salir y arriesgarse ayuda a vivir una situación diferente y mucho más difícil de lo que uno está acostumbrado».
Ha tenido que desprenderse de algunas de sus cosas, como por ejemplo el coche y, en este último mes, ha tenido que ir despidiéndose de su familia. A pesar de todo ello, dice que «poder ir de misiones es un don muy grande. De los dos más grandes que pueden tener los cristianos en la tierra, uno, aunque suene un poco fuerte, es el martirio, y el otro es ser misionero. En el primero das la vida por Jesucristo. Este es el don más grande, son los mártires de la Iglesia. El otro es el poder ser misionero. Salir de tu casa».
Jordi añade que hay quien piensa que el misionero es más valioso que el sacerdote que se queda. «Y no es así. Nosotros tenemos que compartir nuestra riqueza que es Jesucristo y ser fieles a lo que la Iglesia nos pide. La mayor riqueza que tenemos es la de tener a Dios en el corazón».