Ante la situación de violación de los derechos de los pueblos indígenas en Mato Grosso do Sul, la Conferencia de Religiosos de Brasil, CRB, ha divulgado un manifiesto de apoyo a estos pueblos.
“Los pueblos indígenas tienen derecho a la tierra y a la seguridad de su dignidad. Estamos incondicionalmente a favor de la preservación de su cultura y su territorio”, señala la Conferencia de Religiosos de Brasil (CRB), el Consejo Misionero Indígena (Cimi) y los religiosos que trabajan con los indígenas. El texto es el resultado de la reunión celebrada los días 5 y 6 de noviembre en Brasilia.
Según señalan, Mato Grosso do Sul, tiene la segunda mayor población indígena de Brasil, unos 77 millones de personas y es el escenario de las más graves violaciones de derechos humanos de Brasil y del mundo: casos de tortura, violaciones, palizas, ataques armados y asesinatos, cometidos por la milicia de los hombres y las organizaciones paramilitares, contratados por los agricultores, además de los altos niveles de desnutrición y suicidios. Un verdadero genocidio está teniendo lugar, sobre todo de la gente de Guaraní-Kaiowá.
En los últimos 12 años, las estadísticas muestran: un asesinato cada 12 días y un suicidio cada 7 días. Esta violencia sistemática contra los pueblos indígenas en Brasil, publicado por el Consejo Misionero Indígena (Cimi), registró 138 casos de asesinatos y 135 casos de suicidios en el país y de estos 41 asesinatos y 48 suicidios ocurrieron en Mato Grosso do Sul.
Para los pueblos indígenas la naturaleza es sagrada, es el lugar de morada de los espíritus. Hacerle daño es poner en peligro las vidas de todas las criaturas vivientes. Por eso, necesitan que se les aseguren una tierra libre, aguas vivas y bosques protegidos, concluyen los religiosos.