El padre Carlos del Valle es el rector del Colegio San Pedro Apóstol de Roma y ha compartido con OMPress su experiencia al frente de este centro que acoge sacerdotes de las diócesis de misión de África y Asia. Dependiente de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el dicasterio misionero de la Santa Sede, está financiado – hasta el mismo nombre lo indica – por San Pedro Apóstol, la Obra Pontificia que tiene como único objetivo el apoyo a las vocaciones en los países de misión.
El padre Carlos, verbita, ha sido misionero en Chile durante 30 años y, desde hace dos, está al frente de este Colegio que se fundó hace ya casi 70 años, en 1946. Con un 60% de africanos y un 40% de asiáticos, estos sacerdotes tienen la oportunidad de realizar una licenciatura o un doctorado en las mejores universidades eclesiásticas del mundo, que están en Roma. La Urbaniana, la Gregoriana, la Santo Tomas, el Salesianum, el Teresianum... son instituciones que les dan la posibilidad de formarse, como muchos seminaristas europeos o norteamericanos, cuyas diócesis cuentan con más medios.
Según cuenta el padre Carlos a OMPress, la Congregación para la Evangelización de los Pueblos con este colegio responde a las peticiones de formación y preparación de las más de 1.300 diócesis de misiones. Los obispos envían siempre a las personas más responsables y que más provecho van a sacar de esta formación, para el bien de sus Iglesias de origen. Así, los 180 sacerdotes que hospeda el Colegio de San Pedro Apóstol se especializan en teología, pedagogía, medios de comunicación... algo que sería imposible en sus propios países.
Pero el primer año no es fácil para estos sacerdotes, sobre todo para los africanos, cuenta el misionero verbita. Todo es distinto, el clima, la comida, el idioma... y la salud, porque algunos vienen con enfermedades habituales en su país, que en otras latitudes se pueden complicar. Son detalles importantes que hay que tener en cuenta. Por eso, el padre Carlos les recuerda siempre sus palabras al recibirlos al inicio de curso – palabras que estos jóvenes sacerdotes tienen muy presentes: Lo primero es que se sientan alegres y felices en el colegio, que disfruten de la experiencia única de estudiar en Roma. Hay que estar, por tanto, muy pendientes de estas cosas. Para quienes vienen de climas ecuatoriales la calefacción es cuestión “de vida o muerte”. Tampoco viene mal un desahogo, de cuando en cuando, elaborando comida africana o asiática. Se busca en todo momento que se sientan en familia.
Y así se unen bajo un mismo techo la seriedad y profunda espiritualidad de los indios, la espontaneidad y vitalidad de los africanos, la amabilidad y laboriosidad de los chinos y vietnamitas... como explica el rector, son sacerdotes jóvenes y de lo mejorcito de sus propias diócesis, por lo que todos son agradables de trato y ellos mismos valoran como un privilegio sus estudios en Roma.
El Colegio de San Pedro Apóstol está integrado en la fundación Domus Missionalis, en la que se incluyen el Colegio de San Pablo Apóstol, también para sacerdotes de países de misión, la casa Pablo VI, para seminaristas y catequistas, y el colegio Mater Ecclesiae, para religiosas, que ocupa la mayor parte de la residencia del Papa en Castelgandolfo. Todos ellos se sostienen gracias a la generosidad de los católicos de todo el mundo con la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol. Sin la jornada de vocaciones nativas y sin las muchas “pequeñas” donaciones de tantos, sería imposible apoyar la vocación de estos jóvenes.
El Colegio de San Pedro Apóstol ha acogido entre sus paredes a huéspedes ilustres. De los 2.700 sacerdotes que por él han pasado, casi 300 han sido obispos y varias decenas cardenales, algunos tan influyentes en la vida de la Iglesia como el cardenal beninés Bernardin Gantin. Como dato curioso, el anterior prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el máximo responsable de las misiones tras el Papa, el cardenal indio Iván Dias, también pasó varios años de su formación en este colegio. En muchos sentidos, es la cantera de la Iglesia misionera.