El obispo de Posadas (Argentina), monseñor Juan Rubén Martínez, advirtió sobre «una invasión de propuestas religiosas que toman aspectos de la fe cristiana y los mezclan con esoterismo, ocultismo, magia, pseudo-psicología, curandería o ‘ciencias alternativas’ y sin problemas siguen denominándose cristianas o católicas».
El esoterismo es un término usado para referirse al conjunto de conocimientos, doctrinas, enseñanzas, prácticas, ritos, técnicas o tradiciones de una corriente sectaria que son secretos, incomprensibles o de difícil acceso y que se transmiten a «una minoría selecta».
El ocultismo es el estudio de diversos conocimientos y prácticas misteriosas, como la magia, la alquimia, la adivinación, mientras que las pseudopsicologías, de tintes posmodernos y New Age, niegan y rechazan el método científico e intentan hacerse pasar por ciencias.
El prelado recordó en una columna titulada “La Biblia y el calefón” que hace algún tiempo la Comisión Episcopal de Fe y Cultura emitió el documento “Frente a la Nueva Era” que aclara que «este fenómeno cultural posmoderno, se refiere a lo religioso pero ‘lo vacía de trascendencia’ y por lo tanto no cree en la vida eterna y menos en la Resurrección».
«En el caso particular de nuestro país, sus difusores más fervorosos se manifiestan públicamente y sin ningún reparo como católicos, y se alude reiteradamente a figuras culturalmente distintivas de lo católico, como la Madre Teresa de Calcuta o el mismo Santo Padre», precisó citando aquel documento.
«Todo esto provoca en el Pueblo de Dios confusión e interrogantes –alertó– por poner todo en un paquete: la fe católica, los seres y astros extraterrestres, las flores de Bach, la reencarnación, la invocación a entidades misteriosas, la adoración a la diosa Gaia. Últimamente celebraciones ligadas a la brujería».
Monseñor Martínez sostuvo que «los cristianos estamos convencidos de que Cristo es el Señor de la historia y de que en Él encontramos todas nuestras respuestas».
Citando el Evangelio, subrayó que «la resurrección del Señor es un tema central para los cristianos, que debe impregnar nuestra cotidianidad y sostenernos en la esperanza». «Por esta certeza sabemos que, aún en medio de tanta incertidumbre y desorientación en nuestro tiempo, tenemos la seguridad de que tiene sentido buscar caminos nuevos, que impliquen la participación y el protagonismo comprometido en nuestra historia, porque en definitiva la Vida triunfa sobre la muerte», concluyó.