La plaza del Risorgimiento está abarrotada. El Jubileo de los Jóvenes ha empezado esta tarde del martes, 29 de julio, de manera oficial y eso se nota cuantitativamente en las calles de Roma. Pero la razón de tanta afluencia no es otra que un festival, el colofón final del Jubileo de los Misioneros Digitales. Tras dos días de mucho trabajo e intensidad, los más de mil misioneros digitales que se han dado cita en la ciudad estos días se suman a la marabunta juvenil que tiene muchas ganas de celebrar la vida.
Volvemos a aquel maravilloso recuerdo que fue la JMJ de Lisboa cuando el padre Guilherme se pone al frente de su mesa de pinchar música electrónica. Mejor manera de empezar imposible. Por el escenario van sucediéndose diferentes rostros y artistas que son atentamente grabados tanto por los 'influencers' católicos como por el enfervorizado público.
Hay un ambiente de diez. Se nota el espacio sano que se ha generado en torno a música que habla y alaba a Dios. The Sun, @Reale, Matt Maher o el padre Rob Galea son varios de los cantantes que enriquecen como nadie el momento, pero los gritos suben de decibelios al anunciar al siguiente artista. Son españoles y han sido los más coreados de la noche. Justo antes de subir al escenario, el grupo de Hakuna que se ha desplazado a Roma para la ocasión se reunen en círculo e invocan al Espíritu Santo de la manera que mejor saben, cantando. Que todo sea verdad.
Resulta sobrecogedor y emocionante ser español en esta plaza y ver cómo un grupo que nació en Madrid tiene tanto enganche y fuerza entre los jóvenes. Lo que se vive esta noche es totalmente festivo y a la vez, cargado de significado. «Ha sido una locura», nos confiesa Miguel Ángel Mariano Arencón, uno de los componentes esta noche de Hakuna Group Music. Reconoce que ha sido un momento de gracia, pues en el acto pequeño y sencillo de cantar, «Dios te vuelve a buscar y te rescata».
La experiencia que narra es la misma que se asoma en los rostros de tantísimos jóvenes que lo dan todo con cada canción de Hakuna. Están creyéndose lo que cantan y eso se nota en la gente. No hay mejor escenario que la esperanza jubilar para recordar a todos que estamos llamados a vivir de verdad todo lo que hacemos, para la gloria de Dios.
Cuando Miguel Ángel canta desea gritar con fuerza a cada uno de los jóvenes que se unen al canto que «su vida merece la pena y, que por un solo segundo que vean cómo Dios les quiere ya esa vida lo vale todo». La clave de toda esta conexión que genera Hakuna es que son jóvenes cantando a otros jóvenes. Cristianos que se ayudan a ser mejores cristianos. Transmisores de esperanza. Efectivamente: el final del Jubileo de los Misioneros Digitales no ha podido ser mejor.