La Puerta del Sol, convertida esta Semana Santa, por segundo año consecutivo, en parte del recorrido las hermandades madrileñas, acogerá el Viernes Santo un acto de veneración al lignum crucis que involucrará a cuatro de las cinco estaciones de penitencia de ese día.
Así, las cofradías del Divino Cautivo —que este año saldrá de la catedral de la Almudena por primera vez en su historia—, el Cristo de los Alabarderos, Los Siete Dolores y El Santo Entierro irán entrando de manera sucesiva en la Puerta del Sol, en torno a las 22:00 horas, y se irán situando en semicírculo ante la Real Casa de Correos. Lo harán conforme a un orden litúrgico, expresa Juan Manuel García Gay, hermano mayor del Divino Cautivo: primero, un Jesús preso aún sin flagelar; después, crucificado; tras él, su Madre, y, por último, la sepultura.
Ante ellos se habrá puesto una tarima sobre la que se colocará el relicario con el lignum crucis que se custodia en la parroquia de la Santa Cruz (Atocha, 6), sede canónica de la hermandad del Santo Entierro, y que cada año procesiona junto a sus titulares. Una vez estén congregadas ante él todas las hermandades, se levantarán los pasos y se procederá a realizar una oración ante la reliquia.
Al concluir, se disolverá la formación y cada cofradía continuará su estación de penitencia. La única que no participará será la archicofradía de Jesús de Medinaceli, cuya procesión habrá pasado ya por la Puerta del Sol cuando acceda a ella el Divino Cautivo. Una entrada, por cierto, que hará al son de una saeta, interpretada por el cantaor Manuel de la Tomasa desde el balcón de la Casa de Correos.