La diócesis de Madrid clausuró, al igual que el resto de la Iglesias locales, el Año Jubilar de 2025, que convocó a la Iglesia universal con el lema Peregrinos de Esperanza. Y es esta esperanza la que ha impregnado cada una de las grandes celebraciones en la catedral de la Almudena, único templo jubilar de la diócesis.
«El acierto de este jubileo ha sido ponerlo todo bajo el paraguas de la esperanza», subraya Vicente Martín, obispo auxiliar de Madrid y deán de la catedral, haciendo balance un día después del cierre de la puerta santa. En estos momentos, el contexto social, cultural, político «hace que la esperanza sea más necesaria que nunca». Y «para nosotros, los cristianos, la esperanza es Cristo».
Apunta el deán algunos de los datos más significativos del Jubileo, que revelan «una gran participación en la catedral»: 2,8 millones de personas han pasado por el primer templo de Madrid; ha habido más de 700 grupos de peregrinos; en las celebraciones se han contabilizado 550.000 personas; se han celebrado 18 jubileos en la diócesis; han acudido personas de 25 países diferentes —muchos, peregrinos hacia Roma que hacían parada en la capital—; y en los actos más propios de los jóvenes, como los Velad y Orad, la Vigilia de la Inmaculada o el WOW, han acudido 15.000.
Uno de los aspectos que el obispo auxiliar ha destacado de este año ha sido la participación de niños y familias completas. Por ejemplo, el reciente certamen de villancicos de colegios diocesanos, «no una Misa en sí, pero sí un acto jubilar».
La Jornada Mundial de los Pobres, el jubileo de las personas con discapacidad o de los migrantes, con esa barca «que recoge la esperanza y los anhelos de las personas que salieron de su hogar buscando un futuro mejor»; otros «gestos muy bonitos», como las parroquias que han peregrinado juntas, por arciprestazgos; el compromiso social por la visibilización de la trata de personas…

Los pobres, en definitiva, han estado en el corazón del año jubilar, un que ha sido un «renovar, reavivar y reilusionar», a la escucha del Espíritu, la propia vida espiritual y el compromiso de «abrir caminos de esperanza». Porque «la esperanza no es para cruzarse de brazos, es activa y nos anima a vivir desde lo que esperamos».
A su vez, miles de madrileños han participado en 22 jubileos en Roma, de los que el obispo auxiliar destaca el de los Jóvenes, el pasado verano, al que acudieron más de 3.000 de la diócesis de Madrid. Fue un «encuentro con el Señor, con el Santo Padre y eclesial».
Sacramento del perdón
«Durante este año, el Señor ha salido a nuestro encuentro para renovar nuestra fe, sanar heridas…». Así, el obispo auxiliar destaca también cómo «se ha notado muchísimo la participación en el sacramento del perdón; ha venido muchísima gente a confesarse y a recibir las indulgencias, mediante esa confesión, la oración y las obras de misericordia».
«Se clausura el año jubilar, y hemos aprendido que no podemos caminar sin esperanza; hemos aprendido a poner nuestra esperanza en Cristo». Y concluye Vicente Martín: «Se cierra la puerta santa, pero no tendremos que esperar otros 25 años para otro jubileo». Los jubileos, explica, «van marcando momentos de kairós, momentos especiales de la vida de la Iglesia», y ya se vislumbra en el horizonte el próximo de 2033, cuando se celebrará, con un Jubileo extraordinario, los 2.000 años de la muerte y resurrección de Jesucristo. «Seremos de nuevos convocados para dar gracias a Dios por nuestra redención».

