El cómo ha llegado Héctor Gregorio (34 años) hasta su ordenación presbiteral lo responde con una oración causal: «Porque Dios es muy bueno». Es el mayor de todos los que recibirán el Orden como presbíteros el próximo 24 de mayo en la catedral de la Almudena.
Héctor se crio en una familia cristiana, donde vivió su fe de manera «serena, normal», hasta que terminada la carrera, Topografía, pensó en qué quería hacer con su vida y «qué era lo que Dios quería de mí». Como «me atraía por igual» el matrimonio que el sacerdocio, le pidió ayuda en su discernimiento a una teresiana —instituto al que él estaba ligado como joven— porque le parecía que podía ser una persona aséptica y «no barrer para casa».
En este sentido, reconoce que el acompañamiento es «esencial» porque «uno no es buen juez de uno mismo». Es bueno tener una persona que haga de contraste y que ayude a verbalizar lo que uno está viviendo. «Te ayuda a escuchar mejor a Dios, y más en un proceso largo como el del sacerdocio».
Así, empezaron un camino de mucha oración hasta que en una peregrinación a Guadix (Granada), un día en la Misa, durante la consagración, supo que la llamada era al sacerdocio. «Señor, es esto».
Años de seminario
Héctor sigue siendo aquel que el 16 de septiembre de 2018 entró en el seminario, pero a la vez distinto. En estos años «he tenido que desmontar muchas cosas para volver a construirlas», entre ellas, «quién es el Dios en el que creo». Ha habido «días maravillosos» y otros «horribles en los que te dan ganas de dejarlo todo», pero a día de hoy ha merecido la pena.
Actualmente destinado en la parroquia de Virgen de la Nueva (en la imagen inferior, con el grupo de montaña), que vive como una «familia», asegura que ha tenido que aprender a salir de sí mismo; por ejemplo, jugando al fútbol, que no hay cosa que le pueda gustar menos. Pero a su vez le «sobrecoge» el modo en que ha sido acogido y cómo caminan «todos juntos hacia Dios».
Como diácono, ha podido celebrar bautizos y «en muchos de ellos he llorado» pensando en la grandeza de este sacramento que hace nuevos hijos para la Iglesia. Y como futuro sacerdote, piensa en la Eucaristía y en la confesión. «Coger el pan y que se convierta en el cuerpo de Cristo o poder ser canal de la gracia en el sacramento del Perdón, siendo Jesús en estos dos momentos» es algo que le sobrepasa.
Por eso, «me veo un sacerdote muy pequeño, incapaz». Reconoce el «vértigo» ante los sacramentos, a los que se acerca «con temor y temblor», como Moisés pisando tierra sagrada y queriendo hacerlo todo «para la gloria de Dios y no para la mía».
El día de la ordenación —le impresiona pensar que entrará como diácono y saldrá como presbítero— se acordará especialmente de «mis abuelos que ya no están; de Agustín, un sacerdote clave en mi proceso, de mis padres…». Recibirá el sacramento de manos del cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, con el que ha tenido, como todos los que se van a ordenar, un encuentro previo. «Es una relación como de un hijo con su padre, de obediencia y cariño, y rezando mucho por él». «Lo pone muy fácil», comenta.
A la espera de que llegue el día, y viviendo estos momentos previos como «a dos velocidades», la exterior de hacer cosas y la interior de preparar el corazón, Héctor invita a los chavalillos jóvenes que se estén planteando una vida de entrega mayor a que «no tengan prisa: reza el tiempo que tengas que rezar, habla… Las prisas no son de Dios. Busca paz, reposo y mira dónde descansa tu corazón».
Datos de la ordenación
Héctor Gregorio Crespo será ordenado presbítero el sábado 24 de mayo en la catedral de la Almudena, a las 19:00 horas, junto a Antonio Gil-Delgado Ruiz de la Prada, Pablo Vidal González, Jaime López-Riobóo Zárate, Carlos Tamames Grech, Jesús Rodríguez Jara, Juan Orduña Méndez, Roberto Reyes Guzmán, Adrián León Soltero, Álvaro Pérez Turbidí y Juan José Rodríguez Rojas.
Su lema presbiteral es He deseado ardientemente cenar esta Pascua con vosotros (Lc 22, 15). Héctor tenía claro que sería sobre la Eucaristía, pero además quería que quedara reflejada la Pascua porque «mi momento espiritual más fuerte ha sido la experiencia de la Pascua». Celebrará su Misa de acción de gracias el lunes 26 de mayo a las 19:30 horas en la parroquia Virgen de la Nueva (c/ Calanda, 28).