Quedamos con Roberto Reyes (28 años) en su parroquia, San Andrés de Villaverde, donde lleva tres años en etapa pastoral, este último ya como diácono. «Soy majo. Sociable, alegre, con sentido del humor, creativo… ¿Te cuanto también los defectos?», bromea. También es músico. Tocaba el bombardino en la banda de Orcasitas. Hijo de madre española y padre mexicano, «esa mezcla de sangre me define mucho».
Él nació en Madrid, en Carabanchel en concreto. Fue bautizado en la parroquia de San Sebastián pero, trasladada su familia al PAU, se integró en la comunidad de Santa Maravillas de Jesús, en aquellos tiempos barracón aún. Allí fue afianzando su vida de fe. Como referente de cura, aunque varios ha habido en su vida, estaba Manuel Díaz Soto —fallecido hace dos meses—, muy amigo de sus abuelos y con quien compartían comida cada domingo (en la imagen inferior, junto a él el día de la ordenación diaconal).
En 2018, el joven hizo un retiro en silencio, «sin móvil y sin nada», y ahí «me sentí amado por Dios como nunca lo había sentido». Pasó a hacer suya la fe que había heredado de sus padres y se decidió. Porque a él el Señor le llevaba rondando un tiempo ya. «No sé qué será de mi vida, pero yo quiero que sea contigo».
Así que, después de haber empezado Ingeniería de Telecomunicaciones y dejarlo por Filología Hispánica, entró en el seminario. Él, que siempre fue muy indeciso, «en este caso tenía claro que lo tenía que hacer». Había cosas que le echaban para atrás, «y si me equivoco» y así, pero hizo «como Indiana Jones», empezar a andar por un puente que no veía.
Incluso lo no bueno ayuda a crecer
De los años del seminario, «todo es bueno, porque incluso lo que uno considera no bueno te ayuda a crecer». El día a día «puede parecer monótono, pero en realidad no» por la diversidad de los seminaristas. «Me lo he pasado muy bien». Esto le ha ayudado a darse cuenta de que «el sacerdote no es un francotirador, sino que eres parte de un presbiterio». «En el seminario haces amigos normales con los que rezar, tomar cervezas, celebrar…».
Este disfrutar de cada día lo sigue viviendo Roberto en la parroquia, porque en Villaverde todos se conocen, «el cura forma parte del pueblo y el pueblo, de la parroquia». Ahora, como diácono, «es muy bonito hacer llegar la Palabra de Dios, poder bautizar y casar; bautizos, muchos, como es lo único que puedo hacer, me lo han encasquetado», vuelve a bromear.
Imposición de las manos
A pocos días de su ordenación presbiteral, habla de la imposición de las manos de los sacerdotes como de un «momento muy simbólico; me vendrá a la cabeza alguno que ya no podrá imponérmelas». Le impondrá la casulla Ignacio Loriga, que era el párroco de Santa Maravillas y quien «me ayudó a dar el paso de entrar en el seminario». Y se acordará ese día de sus abuelos. Aunque «me queda viva una abuela en México, pero no podrá estar, mucho mejor los que estén en el cielo en zona VIP viendo la celebración».
En la celebración también se rezará la letanía de los santos. De ellos, Roberto es fan de unos cuantos, sus «colegas». San Agustín, «no por hacerle la pelota al Papa», sino por su búsqueda de Dios desde el corazón. San Francisco de Asís «me mola mucho», por esa creatividad que lleva a la conversión. Santa Teresa de Lisieux, con la infancia espiritual como forma de vida. Y san Roberto de Molesmes —«aunque yo celebro a Belarmino»—, benedictino fundador del císter.
«Me gustaría ser el sacerdote que Dios quiera que sea», afirma de su futuro ministerio, «configurarme con el corazón de Jesús Buen Pastor».
Datos de la ordenación
Roberto Reyes Guzmán será ordenado presbítero el sábado 24 de mayo en la catedral de la Almudena, a las 19:00 horas, junto a Antonio Gil-Delgado Ruiz de la Prada, Pablo Vidal González, Jaime López-Riobóo Zárate, Carlos Tamames Grech, Jesús Rodríguez Jara, Héctor Gregorio Crespo, Juan Orduña Méndez, Adrián León Soltero, Álvaro Pérez Turbidí y Juan José Rodríguez Rojas.
Su lema presbiteral es Que Dios sea todo en todos (1Co 15, 28). «Este es el deseo que yo tengo, mi vocación está orientada a la misión de llevar el amor de Dios a todos el mundo». Roberto celebrará su Misa de acción de gracias el martes 27 de mayo a las 19:00 horas en la parroquia San Andrés Apóstol de Villaverde (Oxígeno. 15).